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T. S. Eliot, Coros de La roca, I



viernes, 16 de mayo de 2014

La sociedad del cansancio, de Byung-Chul Han: cuatro notas de lectura



I. 
Si alguien no anda algo cansado -pero profundamente-, no entenderá este librito. Para este filósofo coreano formado en Alemania ya no sirve el paradigma inmunológico para representarnos lo que nos pasa. No es que vayamos defendiéndonos del extranjero, de lo distinto, como de un virus -eso tuvo su momento-; es que todo lo digerimos ahora, todo nos vale, porque todo lo hemos desactivado en su carga negativa, y de lo que se trata es de dedicarse a producir, a abundar, a positivar dejando atrás cualquier escala. No lo dice Han, pero es algo conocido y congruente con su pensamiento: hemos pasado de la constatación de la diferencia del otro a la actitud de indiferencia hacia él: el otro, lo otro, ya no es amenaza, si uno tiene suficiente cobertura social, cultural, económica para poder ir irrestricta e infinitamente "a su bola". Resultado: toda suerte de enfermedades neuronales. Un cansancio insano.

II. 
Una sociedad neuronalmente cansada -tú, yo-, depresiones, ansiedades, tdah... Una obesidad mental, y finalmente espiritual, un sobrepeso que impide volar. Las restricciones de equipaje impuestas por las aerolíneas low cost podrían ser aquí una metáfora ascéticamente redentora. A lo mejor la vida debiera tener mucho de eso, de ir haciendo maletas pequeñas. La negatividad del " ...no meto esto, ni esto, el microondas tampoco hace falta..." como salvación del alma.

III. 
Deliciosa la sensibilidad hermenéutica del autor, su búsqueda de metáforas, símbolos, la conciencia de la representación para la comprensión. Y de ahí la felicidad de este librito de utilizar tan hermosa y sabiamente a Nietzsche: troquela Han el mejor Nietzsche, a ese que entre áspero y áspero cacareo pone uno de sus impagables huevos de sentido común. El coreano sabe donde los tiene el estridente alemán. 

IV. 
Otro de los atractivos del libro, su brevedad. Hace honor a lo que propone: adelgazar la positividad del hiperrendimiento y del vértigo productivo, negándose a un largo ensayo que viniera ribeteado de notas al pie, o trufado de intracitas, megacalórico como una tarta sacher. Menos es mucho más. Como este estilo del librito, que es un casi no estilo casi insultante, diet-friendly, de razonamiento "al grano". Qué diferencia con las double cheese burguer de un Sloterdijk o de cualquier posmoderno canónico. Qué descanso.